Como parte de una comida los embutidos en ocasiones juegan su papel en sustitución de las carnes o bien para darle variedad a el plato servido. Es importante que sean correctamente escogidos para brindar un abanico de sabores al comensal y una buena sensación al paladar. En este artículo trataremos las ventajas de una buena práctica para retirar la piel de los embutidos y cómo hacerlo sin esfuerzo ni perder propiedades de estos apetecidos cárnicos.
La práctica y el modo de retirar la piel de los embutidos puede parecer algo de poca o ninguna relevancia a la hora de la cocina. Sin embargo hay que tener en cuenta que no todos los embutidos tienen la misma contextura ni mantienen la forma igual que otros; así que mientras algunos embutidos como las salchichas tienen una envoltura sintética fácil de retirar, para otros la piel permanece adherida a la carne y se corren los riesgos de perder parte del producto retirando la piel o bien estropear toda la forma del producto y volverlo una masa cárnica como ocurre en el caso de algunas clases de chorizos.
Así que para evitarnos cualquier inconveniente que más bien son detalles pequeños de esos que cuidan bien de la apariencia del plato y el sabor del mismo es conveniente tener en cuenta estos sencillos pasos para retirar la piel fácil sin perder ni forma ni parte del producto en el proceso.
- Mantener a la mano un paño de algodón.
- Agua tibia.
Envolvemos el embutido en el paño de algodón mojado en agua tibia por al menos 10 minutos, lo que hará que la piel del embutido se separe del cárnico. Eso hará muy fácil retirar la piel con una simple incisión del cuchillo y luego abrir manualmente el embutido, aprovechando así todo su contenido y preservando su forma y sabor.